Archivo diario: 10 enero, 2011

La Prensa Territoriana

Capítulo 24. La prensa territoriana

Autoras:  Andrea D’Atri y Fedra Aimetta

Contenido:

  1. La prensa como ágora
  2. Orígenes
  3. Civilización o barbarie
  4. Conflictos de clase
  5. La censura
  6. Comunicadores de ideas
  7. Cambios que impuso la tecnología
  8. Sentidos de identidad. Los lectores


1. La prensa como ágora.

Desde el punto de vista social, cultural y político, la prensa territoriana desempeña una función de gran importancia desde la sanción de la Ley 1532 de territorios nacionales y tras la llamada conquista del desierto, hasta la provincialización a mediados del siglo XX. Es que la prensa construye y difunde significados e interpretaciones del mundo, enseña y afecta opiniones, define lo legítimo y lo ilegítimo. Los diarios están directamente relacionados con la esfera pública en tanto actores, debido a que influyen en los movimientos sociales, en el gobierno, en los partidos y grupos de interés y en todo el público. Su presencia durante el período previo a la provincialización lleva a que su proliferación fuese tal, que en 1915 circulaban por los pueblos del territorio treinta y cinco periódicos. Entonces sus páginas reflejan, pero más bien impulsan las luchas a favor y en contra de lograr la autonomía del gobierno nacional.

Los diarios se erigen en monitores de los actos de gobierno, son un medio para que los habitantes del territorio se manifiesten, disputando, por distintos intereses, el control de las instituciones o la construcción del poder. La prensa se autoatribuye (en esa época) una serie de funciones que corresponden a la esfera pública, a veces exagerando su tónica civilizatoria en función de la falta de autonomía provincial. Pero es esa su cualidad distintiva, la de correrse de su enunciado rol de cuarto poder hacia uno más decisivo, habida cuenta de la falta de institucionalidad y participación política ciudadana que definía a los Territorios Nacionales. Su lucha fue entonces permanente por la conquista de estos derechos y vinculó –aceptándolos sin miramientos–, los preceptos de civilización y progreso, al desarrollo de cuestiones de derecho y político institucionales.

Podemos describir a la prensa en La Pampa a partir de caracterizar los distintos períodos: Desde su emergencia con los primeros emprendimientos locales apenas finalizada la denominada Campaña del Desierto; seguidamente, entre 1910 y 1920, una prensa vinculada a la fundación de los partidos políticos por un lado, y a la disputa por la provincialización por otro; la etapa de la censura desde 1920 en adelante con el registro de gran número de atentados, y hacia la década del 1940 se da una consolidación de algunos medios de prensa con el desarrollo del aspecto más comercial.

2. Orígenes.

¿Cómo nace la prensa territoriana? Es el medio de comunicación de más larga data y mayor permanencia en el territorio. Se relaciona desde el inicio con los movimientos sociales y el acontecer de la política.

En febrero de 1885 –apenas un año después de sancionada la Ley de Territorios-, en la localidad General Acha, se fundó «El Obrero de La Pampa», el primer periódico regional. Su fundador es Manuel Campos, un coronel relacionado con la llamada Campaña del Desierto.

También en 1885 y hasta 1891 en la misma localidad se publica “La Pampa Central”, cuyo redactor fue el maestro Eduardo Thames Alderete.

Unos años después, en 1982, se funda en General Acha el periódico “La Capital”, el de más larga duración y que fuera en principio semanario, bisemanario y trisemanario. A partir de 1908 se edita en Santa Rosa, definida la nueva capital del territorio, y en 1909 se convierte en diario hasta su cierre definitivo en 1984. “La Capital” fue fundada durante la gobernación del General Eduardo Pico, también partícipe de la conquista, y se estima que vinculada a él ya que se establece como su fundador a Eduardo de Chapeaurouge, secretario de la Gobernación en ese momento. La dirección original fue de Juan Forns Artigas.

A grandes rasgos podemos afirmar que entre el inicio de la organizacióninstitucional del territorio y 1951 -cuando La Pampa pasó a tener efectivamente el rango provincial-, la prensa surgió de la iniciativa personal, de grupos independientes, de organizaciones o partidos políticos y de distintas instituciones y asociaciones.

El mapa mediático de La Pampa en ese momento mostraría una concentración geográfica ligada a la densidad demográfica en el territorio producto de las áreas más fértiles para la explotación agroganadera. La mayoría de los diarios y periódicos se distribuyen en los pueblos ubicados en la franja de la estepa pampeana y la zona del caldenal -norte, centro-este y sur-este provinciales-, dejando de lado el oeste o monte occidental.

Los medios nacionales –periódicos, diarios y revistas- también tuvieron una importante llegada al territorio. Venían a través del ferrocarril y se distribuían en los almacenes, oficinas de correos y telégrafo o mediante encargados particulares. En muchas publicaciones de ese tipo, se había establecido un sistema de suscripciones.

3. Civilización o barbarie.

La lucha por la provincialización a través de la prensa ocupó la primera plana de los diarios desde fines de la primera década de 1900. En julio de 1917 se celebró en Santa Rosa el Congreso de la Prensa de los Territorios. En este no se debatieron problemas referidos a la prensa, sino aspectos relacionados con el cumplimiento de los artículos de la ley 1532 de Territorios Nacionales y una agenda de temas que hacían a las organizaciones locales (en ese entonces había diez territorios nacionales), como la residencia previa en el territorio de los gobernadores, la administración de justicia, la autonomía de las municipalidades, la educación, la tierra pública, la institución policial, entre otros. Es decir que el Congreso de la Prensa se abocó a construir un núcleo casi parlamentario dando cuenta de su anhelo por influir en los asuntos públicos. Según un artículo de la revista “Primero de Octubre” de la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa, fue un acontecimiento que reveló un periodismo emancipado disputando y construyendo estructuras de poder.

«La Autonomía» (1908), «La voz de Quemú» (1910), «La Tarde» (1923), «Gobierno Propio» (1930), fueron diarios del territorio que se manifiestan impulsores del objetivo autonomista.

De aquellos momentos de lucha por la obtención de los derechos cívicos, aunque con posiciones adversas a tal búsqueda de reivindicaciones, data la fundación de los únicos dos diarios que hoy continúan editándose en la provincia: “La Reforma”, de General Pico, fundado por Manuel Carmona Ramírez en el año 1923, y “La Arena”, en Santa Rosa, fundado por Raúl Isidoro D’Atri en 1933.

Según un texto sobre la prensa del poeta y pedagogo pampeano Juan Ricardo Nervi, la propensión oficialista se manifestó ostensiblemente en diarios, periódicos y revistas que buscaron el respaldo de los partidos en el gobierno para medrar a su amparo. Sobre el diario “La Capital”, como ya dijimos uno de los pioneros, Nervi sostiene que tenía una postura por lo general cercana al oficialismo de turno.

La disputa se libró a través de la prensa, sin medias tintas, sobre todo en la segunda década del siglo XX. Por un lado, la visión oficialista de “La Capital”, que defendía los intereses de los gobernadores impuestos nacionalmente, y por otro, aquellos diarios que hicieron suya la causa del gobierno propio.

Sin embargo “La Capital” aparece algunas veces defendiendo la provincialización si se hacía gradualmente o poniendo reparos en cuanto a quiénes deberían conducir el proceso. En un artículo del 6 de octubre de 1907, titulado «La Pampa Provincia», se reclama que el presidente llame a un censo complementario, requisito para que La Pampa sea declarada la decimoquinta provincia nacional. Esboza que la iniciativa puede surgir del Congreso Nacional, algo sin embargo de difícil concretización porque «los padres de la patria» ya representan los intereses de sus provincias. Considera que quienes deben hacer opinión en la metropoli deben ser «los hombres de fortuna que expusieron sus capitales adquiriendo tierras en este territorio cuando nadie tenía fe en su porvenir». Agrega que estos «deben ocupar el primer lugar en la columna de propagandistas e influencias». «Pero -advierte- estas fuerzas no hay que espantarlas con achicamientos ni precipitaciones. No hay que transformarlas en adversarias de este noble movimiento de opinión, ante el peligro de la politiquería, ante las precipitaciones de elementos secundarios, por más buena intensión que los guíe».

Por su parte, el diario de los Molas, “La Autonomía”, cuyo sólo nombre refiere su misión fundacional, afirmaba el 2 de agosto de 1917: «’La Capital’ y ‘La Verdad’ son ambos órganos de publicidad al servicio de los tiburones políticos dirigentes de la junta central de La Pampa Provincia».

Otros de los periódicos publicados en el territorio que apoyaron esta lucha conforme avanzaba el siglo fueron el semanario “La Pampa Moderna” fundado en 1902, “La Tarde”, fundado en 1923 y “Gobierno Propio”, de 1930.

Es propia de la avanzada civilizatoria  la aparición de este periodismo que merced a la posesión de un cuantum de capital cultural se concibe como custodio de la nación, dado el estatus político del Territorio y la cercanía con la frontera. El periodismo no puede separase de este rol protagónico, por ser el actor letrado y culto por antonomasia.

4. Conflictos de clase.

Estas posiciones diversas reflejaban las disputas de poder pero no siempre disparidad de posicionamientos de clase. Como señalamos, la prensa se atribuía la función política de lucha por la autonomía provincial. Intentaba suplir la ausencia de lugares legítimos desde donde defender los derechos ciudadanos pampeanos. Sin embargo, la toma de posición y el modo de representar a los conflictos sociales nos advierte sobre la homogeneidad del sesgo de clase –de clase media urbana- que generalmente mantuvo. El modo en que la prensa siguió los distintos conflictos sociales y luchas obreras ocurridos en el territorio da cuenta de ello.

Más allá de que en otros tópicos hubiese opiniones divergentes, -y sobre los cuales se producían verdaderas “luchas mediáticas», -el latifundismo, las ideas keynesianas, el Estado Interventor, la creación de la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa-, entre 1910 y 1930, casi toda la prensa, excepto la prensa obrera, se comportaba de forma bastante unificada.

Tanto los periódicos que respondían a los sectores más concentrados de la propiedad, como es “La Capital”, como aquellos representantes de la burguesía profesional urbana, como “La Autonomía”, desvalorizaban a los movimientos obreros o sus acciones reivindicatorias, admitían sin miramientos las versiones oficiales de los hechos y usaban expresiones reprobatorias para quienes buscaban mejoras salariales.

«El malestar obrero en el territorio» y «Agitación obrera» son volantas frecuentemente utilizadas en los artículos de “La Autonomía”. Este uso corriente en la titulación pone de manifiesto que el conflicto social era parte de una agenda establecida. Las figuras usadas determinan además, la construcción de un otro cultural, «el obrero rebelde» -y podemos llegar a decir «alterador del orden»-, dando la sensación de peligrosidad y amenaza.

“La Autonomía” adoptó, en el caso de la llamada Masacre de Jacinto Arauz, la versión esgrimida por la policía, adjudicando el desencadenante del ataque a un acto conspirativo de los obreros, cuando en realidad fue orquestado unidireccionalmente por la policía para defender intereses patronales. En esta contienda, que se dio entre las casas cerealeras y los obreros federados, la prensa se pronunció a favor de los intereses de las primeras. En general lo hacía a favor del sector de los colonos, de clase media rural, pero nunca de peones, bolseros, estibadores.

La construcción de los sectores populares como un otro cultural se realizaba a través de ciertas operaciones simbólicas que tendían a criminalizarlas. El cenit de creación y divulgación de estas significaciones se halla en la prensa como constructor privilegiado de la realidad. Según la definición marxista de ideología, las clases dominantes presentan sus intereses como perteneciendo a la totalidad social, de tal manera que todos, incluso las clases subalternas, lleguen a concebirlos como propios. Sin embargo, desde una mirada gramsciana, se trata de algo mucho más complejo y la hegemonía es un proceso dinámico, no acabado, de tensión y disputa por imponer el sentido. Es interesante observar el proceso de la hegemonía y revisar el pasado a la luz de las distintas miradas posibles: qué se dijo, desde dónde, acerca de quién pero sobre todo, cómo se lo dijo. La prensa funciona como vidriera pública donde analizar las representaciones de la política y de la sociedad.

Tanto los sectores que desde el periodismo intentaban acceder o participar de la construcción de poder, como las formas retóricas usadas para cristalizar escalas de valores o legitimar sujetos sociales, está estrictamente supeditado a la posibilidad o imposibilidad de los distintos núcleos de propagar sus ideas. Una historia política represiva hacia los movimientos obreros, y de censura a sus órganos de difusión, se materializó a nivel nacional a través de la Doctrina de Orden o Seguridad Social, en principio impuesta a través de la Ley 7029 que, con el pretexto de combatir el anarquismo, fue utilizada en la represión de cualquier intento de alterar las condiciones económicas o laborales.

En la representación de las mujeres, la prensa va a reproducir los esquemas sociales de exclusión de los ámbitos públicos y reafirmar los lugares tradicionales asignados a éstas. Hacia 1915, la prensa territorial emite juicios negativos acerca de los derechos femeninos y el feminismo, entendiendo que la necesidad de emancipación de la mujer puede provenir de las formas de vida de las grandes ciudades y que la mujer del interior vive cómodamente su situación subordinada. “La Autonomía” de 1915 sostiene: «las que llevan una dulce esclavitud (…) o las que corren en pos de la esclavitud soñada. A las damas en La Pampa les resulta más llevadera la vida del hogar, delegando gustosas la tarea de ganar el pan común en el marido tiranuelo o el hijo o hermano mezclados en política o en parrandas». (Di Liscia, María Herminia et al, (1995), Acerca de las mujeres. Género y sociedad en La Pampa FEP, Santa Rosa; pag. 112.

5. La censura.

Un hecho que puede considerarse ejemplificador de la política intimidatoria recién señalada fue el incendio intencional que el 17 de noviembre de 1924 consumió el taller del diario “La Autonomía”. Provocado por el jefe de Policía territoriano, Tomás Black junto a otros subordinados, este acontecimiento no solo impactó en la sociedad sino que perjudicó a otras publicaciones del territorio que se editaban en esos talleres.

A partir de la década del 1920 se registra gran número de atentados contra la prensa. Es que en muchos casos las denuncias públicas de irregularidades, defraudaciones o manifestaciones en contra de prácticas apañadas por la autoridad policial como el juego, suscitaban ataques violentos a los directores de las publicaciones.

Tras el golpe de estado de 1930 no se dudó en perseguir la disidencia: declarado el estado de sitio, varios responsables de medios fueron apresados, lo que los constituyó en presos políticos.

El editor de “Pampa Libre”, el quincenario anarquista, en 1930; Carlos Wells en 1933, editor de “Baluarte Radical” de General Pico; Enrique Tejada de “La Opinión” y “El Tribuno” de Ingeniero Luiggi; Estanislao Zúgaro de “Voz Pampeana” de Trenel, entre otros, sufrieron la prisión.  En la década del 1940, durante el gobierno del General Miguel Duval, también se hizo sentir el autoritarismo. El gobernador suspendió por plazos algunos diarios: en agosto del 43 a “Gobierno Propio”; en octubre del mismo año a La Arena, en enero de 1944 a “1º de Mayo” de General Pico, entre otras publicaciones. Las suspensiones se debían a la publicación de noticias que hacían públicos actos con sesgo autoritario del gobierno y funcionaban como amonestaciones que castigaban lo que ellos consideraban excesos de la prensa en su función social. En realidad, trataban de ejercer la libertad de expresión y de ideas.

La prensa, que en gran parte nació atribuyéndose un rol político dentro de la sociedad local, fue perdiendo a partir de la década de 1930, según Ricardo Nervi, la tónica combativa característica de los años previos, y esto tuvo que ver directamente con cambios que se produjeron a nivel global en la sociedad.

6. Comunicadores de ideas.

En las primeras décadas del siglo XX, en plena constitución de la democracia republicana en el ámbito nacional y con el auge de las contiendas políticas a través de los partidos, también la prensa ejerció el rol de vocera de las ideas que estos sustentaban, junto a sus reyertas de distintos órdenes. La argumentación, como forma característica de dirimir los conflictos en el sistema democrático, hizo que cada pueblo tuviera su periódico u hoja.

El diario “El Radical” comenzó a publicarse apenas un año después de la fundación del partido radical en la Pampa, en 1917. “Germinal” apareció en Santa Rosa a partir de 1914 como comunicador de las ideas del Partido Socialista, fundado en 1913; en General Pico se editaría “Maracó” (socialista), en tanto “La Pampa Libre”, nació en 1922 en General Pico para representar las ideas anarquistas en el territorio.

En 1917, en Castex, aparece “Tribuna Radical”; en Santa Rosa el mismo partido editaría “La Verdad” y luego el semanario “El Parque”, desde 1934.

Es asimismo importante el hecho de que algunas federaciones obreras como la FORA, (Federación Obrera Regional Argentina) o incluso sedes locales, sociedades de resistencia de obreros rurales o sindicatos contaban con sus medios de propaganda, fuera a través de boletines, folletos o periódicos.

Muchas instituciones educativas, gremiales, culturales o deportivas contaban con su propio órgano de difusión; periódicos y revistas que funcionaron tempranamente como tribunas dinámicas de propagación de ideas y actividades, definiendo de esta manera su identidad y reafirmando su pertenencia al lugar. Por ejemplo, actividades específicas destinadas al espiritismo encontraron su canal de expresión en la publicación “Fiat Lux”, aparecida en 1916 y con continuidad hasta 1929. Desde 1929 la parroquia católica santarroseña publicó el boletín “Santa Rosa”, cuya aparición se prolongará por más de medio siglo.

Caben resaltar las revistas y periódicos de los primeros gremios educativos y de las escuelas. Es especialmente importante a comienzos del siglo XX el vinculo estrecho entre prensa y educación y el rol de los maestros periodistas, ligado al imaginario de civilización que traía su figura asociada al progreso y la cultura, que lo convertía en maestro en todo momento y lugar. De allí el fomento de varias publicaciones escolares y la participación de los maestros en la redacción de periódicos o como directores.

La “Revista de la Asociación de Maestros” fue una de ellas; se dedicó, desde 1910, al magisterio pampeano, cubriendo diferentes aspectos (teóricos, prácticos, educativos, culturales, de formación, legislativos, entre otros) con una entrega mensual de 60 páginas y distribución en toda la región. Los editores docentes entregaron elementos de didáctica general con abundantes notas y un buen diseño gráfico.

También hubo -hacia comienzos del siglo XX- una serie de publicaciones infantiles y juveniles cuya coordinación estaba a cargo de diversas escuelas u órganos relacionados con la escolaridad. Un ejemplo es “Voz infantil” de los alumnos de la Escuela Nº 15 de Bernasconi, salida en 1921, o “Eco infantil” dirigida por la Asociación Sarmiento de General Acha, en 1922. La revista “Atlántida”, aparecida en 1917, se constituyó en órgano de la Asociación Sarmiento de la Escuela Normal de Santa Rosa. En ella participaron estudiantes, docentes y directivos.

La interpelación a la población para lograr la inclusión educativa y avanzar con la alfabetización alcanzó el extremo de publicar en los diarios los listados de niños que faltaban a la escuela.

7. Cambios que impuso la tecnología.

La gran cantidad de diarios del período analizado se justifica porque era relativamente sencillo, con una vieja linotipo sostener una publicación. La aparición de la linotipo fue una verdadera revolución para la prensa, que ganó en velocidad y pudo expandirse en páginas y frecuencia. Los tipos de una matriz iban formando palabras, según la orden que recibían del teclado y, una vez lista la línea, se grababan en una oblea de plomo. Las líneas formaban la página.

La linotipo es una máquina para la composición tipográfica mecánica en caliente que permite componer nuevos caracteres a partir de matrices ya compuestas. El New York Tribune instaló en 1886 la primera linotipia que componía líneas enteras de caracteres al mismo tiempo. En 1901 en Argentina, el diario La Nación contaba con un equipamiento de varias linotipos, que constituían la más moderna tecnología en ese momento. Las matrices de cada carácter se almacenaban dentro de cajetines y se distribuían en el orden apropiado a un ensamblador por el operador del teclado, enviándose luego con los espacios adecuados a una componedora. Una vez compuesta la línea de tipos, las matrices se devolvían a sus respectivos cajetines. Las líneas matriciales para realizar la impresión, iban saliendo ya realizadas en plomo. Las líneas después de utilizadas, se derretían y volvían a utilizar.

El tipo de tecnología utilizada inicialmente, requería de poco personal y se podían imprimir pocos ejemplares, sin que esto fuera en perjuicio del hecho y la posibilidad de «publicar». En el caso de la capital del Territorio, el impulso de la prensa significó, por ejemplo en la década de 1920, la publicación de 7 diarios para una población estimada en diez mil personas.

Hacia mediados del 1930 distintos diarios de la capital provincial fueron incorporando diversa tecnología del momento; “Gobierno Propio” una linotipo eléctrica, “La Capital” una de composición mecánica y “La Reforma” una typograf. Con el tiempo la linotipo fue desplazada por la fotocomposición y por la tecnología digital.

Según Etchenique, «un indicador de la producción pampeana de periódicos puede extraerse de un cuadro estadístico que en 1937 difundió la Biblioteca Nacional. Los números señalan que La Pampa remitía regularmente 42 publicaciones a esa biblioteca, ocupando el séptimo lugar en el país, superando a 8 provincias y a todos los territorios nacionales restantes». (Etchenique, Jorge, 2003, Pampa Central: movimientos provincialistas y sociedad global, Primera y segunda parte, Santa Rosa, Nexo/Di Nápoli. Pág. 213)

Progresivamente la prensa regional incorporó una tecnología de impresión offset a través de la cual, mediante rotativas, podía producir más periódicos en menos tiempo. El diario “La Arena” es el segundo en el país, y primero en La Pampa, que hacia 1960 incorpora este sistema de impresión.

El offset es un sistema de impresión que usa placas de superficie plana. El área de la imagen a imprimir está al mismo nivel que el resto, ni en alto ni en bajo relieve, es por eso que se le conoce como un sistema planográfico.

Se basa en el principio de que el agua y el aceite no se mezclan. El método usa tinta con base de aceite y agua. La imagen en la placa recibe la tinta y el resto la repele y absorbe el agua. La imagen entintada es transferida a otro rodillo llamado mantilla, el cual a su vez lo transfiere al sustrato. Por eso se le considera un método indirecto.

Las placas para offset por lo general son de metal (aluminio) pero también las hay de plástico. Hay varias calidades de placa que determinan el precio y el uso que se le da (de acuerdo a su resistencia y facilidad de reuso).

El offset es el sistema más utilizado por los impresores por la combinación de buena calidad y economía, así como en la versatilidad de sustratos.

En el transcurso de los años 30 se comenzaron a utilizar fotografías provenientes de agencias de noticias de Capital Federal y estas a su vez, se nutrían de las agencias internacionales norteamericanas y europeas. Ante una carencia de fotografías propias, la primacía de fotos de Buenos Aires impactó en la agenda que se tratara en el momento y se fue trocando paulatinamente el contenido, con un aumento de noticias sobre los hechos ocurridos en el exterior y en la capital en desmedro de las del interior del territorio y de las de Latinoamérica. Esta determinación de la tecnología por los temas a tratar por la prensa, fue impactando en la forma de concebir la totalidad que aun hoy tiene su impacto.

En cuanto a la impresión, los medios mecánicos fueron sustituidos por los químicos y los fotomecánicos, lo cual fue posible gracias a la aparición del ordenador y el desarrollo de la fotografía.

Los cambios en la economía y la producción, la aparición de distintos soportes mediáticos conforme avanzaba el siglo XX, fueron modificando los usos y las pautas de consumo cultural.

El avance de la industria cultural, junto con la concentración del capital fue imponiendo un tipo de producción que requería de altos costos de inversión, una progresiva tecnificación que permitiera producir más en cantidad y calidad estética y grandes nichos de mercado.

La prensa que ya venía sufriendo la tensión entre el compromiso político activo en la institución que contribuyó a gestar y la afirmación de la empresa editorial al querer inscribirse en los parámetros del periodismo moderno, fue perdiendo su carácter «artesanal», y de pertenecer a familias o a instituciones de diverso tipo, se convirtió en un negocio, incluso de empresas foráneas, que compiten fuertemente para mantenerse en circulación contemplando los niveles de ingreso.

El desarrollo que va registrando la tecnología va imponiendo transformaciones en el estilo periodístico al modificar las condiciones de producción.  Por ejemplo la incorporación de noticias provenientes de agencias, modifican el tipo y cantidad de información de los medios locales; la fotografía en las páginas de los periódicos provoca que la información sea más escueta e informativa y no tan editorializada. El tipo de impresión y las necesidades del mercado de anunciantes aumenta el número de páginas y restringe ciertas opiniones.

8. Sentidos de identidad.

El interrogante que surge es quiénes fueron los lectores de la prensa si se piensa en la función y uso social que tenían las publicaciones. Y cuántos lectores hubo, si consideramos que el analfabetismo de la población todavía ocupa, hacia 1930, un espacio importante en las tablas demográficas pampeanas. También la pregunta por la circulación de la prensa territoriana. Por último, qué sentido de pertenencia fueron construyendo sobre la población las múltiples publicaciones disponibles en la época.

En cuanto a la función, la prensa fue partícipe de aspectos de la vida política, social, económica y cultural de la población. La revisión actual de las páginas de los periódicos territorianos es fuente inagotable de información: la publicidad, por ejemplo, permite conocer qué oficios se desempeñaban entonces, según distintos tipos de actividades económicas; poemas, presentaciones teatrales y cinematográficas dan cuenta de otro aspecto de la vida cultural; la función social también se vislumbra si se analizan mensajes solidarios, de nacimientos, viajes, enfermedades y muertes de los habitantes de los pueblos.

No se conocen datos sobre el número de lectores de la prensa local. En este sentido, hay que afirmar que un gran número leía los diarios de orden nacional, que llegaban al territorio semanalmente a través del ferrocarril. El diario La Nación indicaba que para 1925 este medio tenía en La Pampa 2.340 lectores. Es importante considerar sobre ésto el aporte a la lectura de diarios que dio la gran masa de inmigrantes alfabetizados llegados al territorio.

Respecto de la circulación podemos afirmar que los periódicos tenían como destino el propio lugar de surgimiento o sus alrededores, con algunas excepciones y considerando que muchos se imprimían en otras localidades ante la falta de medios técnicos para hacerlo.

Más allá de esta serie de conjeturas, lo interesante en el análisis es despertar inquietudes y abrir interrogantes sobre el uso y las apropiaciones que hizo la comunidad sobre el medio gráfico. ¿Podemos imaginar una prensa de segunda mano, o recrear la idea de que las informaciones se convertían inmediatamente en sustrato oral que pasaba a formar parte de un corpus colectivo de diferenciación y afirmación identitarias? En plena conformación de los ámbitos rural y urbano, la prensa tejía una colectividad argentina. Es decir, mientras en el campo acercaba a los pobladores hacia los sentidos que manejaba la urbe, en la urbe, ciudadanía y medios masivos de comunicación se construían y alimentaban recíprocamente.

Los ejes inclusión/exclusión a través de la cultura y los formatos en los que se propaga son especialmente relevantes para el caso de la inmigración y la construcción de nacionalidad. Para Beatriz Sarlo, tanto la escuela como los medios aportaron saberes que eran indispensables no sólo para convertirse en mano de obra capitalista sino para fundar las modalidades letradas de la cultura obrera, los sindicatos y las intervenciones en la lucha política. En ambos casos, se imponían valores, mitos, historias y tradiciones a los sectores populares. A su vez, estos eran espacios que recreaban una dinámica democrática y que aportaban instrumentos culturales que podían utilizar para sus propios fines e intereses.

En el mapa político intelectual de la época, con una esfera pública en formación, la prensa -junto con los partidos políticos-, abriría el espectro ideológico y afianzaría las vías de formación de la representación política en Argentina, incidiría en los modos de imaginar la pertenencia al colectivo nacional y crearía una comunidad crítica en la instancia de mediación entre la sociedad civil y el sistema de poder.

BIBLIOGRAFIA

  • La relación entre la comunicación y la cultura tiene un texto fundante en América Latina, se trata de la obra del colombiano Jesús Martín Barbero (1998), De los medios a las mediaciones, comunicación, Cultura y Hegemonía, GG, México. Puede consultarse además la labor crítica del periodismo que realiza Pierre Bourdieu (1995) en “La influencia del periodismo”, en Causas y Azares, Nº 3, Editorial UBA, Buenos Aires. El modo como se fueron construyendo las culturas populares en Argentina es abordado en Sarlo, Beatriz (1994), «Culturas viejas y nuevas», en Escenas de la vida posmoderna, Ariel, Buenos Aires.
  • Sobre distintos aspectos de la historia de la prensa: Prisley, Leticia, (2001), Pasiones sureñas. Prensa, cultura y política en la frontera norpatagónica (1884-1946), Prometeo Libros/Entrepasados, Buenos Aires. Rivera, Jorge (1985), El escritor y la industria cultural, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. También puede verse la investigación de Sylvia Saítta sobre el diario Crítica, que brinda valiosa información de un período particularmente denso del campo editorial y periodístico de Argentina: Saítta, Sylvia (1998), Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920, Sudamericana, Buenos Aires. En particular sobre la historia de la prensa pampeana y su función central en los conflictos de lucha por la provincialización: Nervi, J. Ricardo (1992), Hitos en la historia del periodismo santarroseño, Santa Rosa 100 años, suplemento del Centenario de la ciudad de Santa Rosa, Diario La Arena, La Pampa. Etchenique, Jorge (2003), Pampa Central: movimientos Provincialistas y Sociedad Global, Primera y segunda Parte, Santa Rosa, Nexo/Di Nápoli. En el primer tomo la obra de Etchenique brinda un anexo sobre “Juan Ricardo Nervi” y “La historia del periodismo en General Pico”, en tanto en la segunda analiza “La prensa en el territorio” elaborando además un listado de diarios, periódicos y revistas pampeanas y sus localidades y fechas de origen aunque sin precisar continuidades. La revista Primero de Octubre de la Cooperativa Popular de Electricidad publica un artículo de historia de la prensa: http://www.primerodeoctubre.com.ar/Archivo/historia/prensaycooperativa.htm
  • Sobre metodología de investigación de los medios de comunicación, Mirta Varela: Medios de comunicación e Historia: apuntes para una historiografía en construcción, material de la cátedra Historia de los Medios, UBA.
  • Sobre conflictos de clase y censura a la prensa territoriana: Asquini, Norberto (2001) Caudillos, Municipios y comités, la vida política en la Pampa Central (1890-1930), Santa Rosa, FEP. Asquini, N.; Cazenave, W.; Etchenique, J. (1999) en Conflictos Sociales en la Pampa (1910-1921), FEP, Santa Rosa, se refieren a “Clases sociales y clases de prensa”. Etchenique, Jorge en la obra citada (Pampa Central, Movimientos provincialistas y Sociedad Global) y en (2000) Pampa Libre. Anarquistas en la pampa argentina, Amerindia, Santa Rosa también da cuenta de la relación conflictiva entre los poderes de gobierno y la prensa territoriana.
  • Para representaciones sociales de las mujeres en la prensa: Di Liscia, María Herminia et al, (1995), Acerca de las mujeres. Género y sociedad en La Pampa FEP, Santa Rosa.

-Primer Congreso de la Prensa Territoriana: el lugar de los territorios nacionales en la agenda pública, La Pampa, 1917. María angélica Diez.

-Para un esbozo de las caracteristicas generales de la prensa y su función política, el articulo introductoria “ Presentación. Itinerarios de una búsqueda”. Leticia Prislei.

Ma angelica citas de textos locales:

-Rodrigo “breve Historia del Periodismo realiquence” en Pinceladas realiqwuences, SR, Extra, 1989, pp. 53-65

-Roldán

-Stieben

-Cazenave “historia del periodismo en la pampa” Caldenia

-Colombato “Trillar….”

-Grassi

-Orizaola Roldán (los cita Nervi)